martes, 17 de abril de 2018

EL CAMBIO VIENE DE DENTRO


     Si fuera transparentemente sincera contigo, conmigo, esta noche te contaría todo lo que me pasa. Te diría de antemano, porque quien avisa no es traidor, que no te va a gustar; y que si no es agradable de escuchar, mucho menos de sentir. No te diría que no duermo, porque es mentira, el sueño me ayuda a sobrevivir, es como un bálsamo. Lo que si te diría es que no quiero despertarme por las mañanas, y que ojalá lo que me pasa fuera pereza matutina. Te contaría que con cada palabra que voy escribiendo, mi miedo se hace más palpable, porque no soy tonta: nadie quiere a su lado una persona depresiva, no me engaño. Y es por eso que no te cuento ni la mitad de mi vida, ni de lo que me pasa por la cabeza, porque yo soy más de regalar la parte buena, que de la mala ya me encargo yo sola, que los trapos sucios supuestamente se lavan en casa, y eso que no tengo muy claro ni cómo funciona esta lavadora. Quizá te diga que es insufrible vivir a medio gas. O el tópico de verlo todo en escala de grises. Y es mucho peor saber que puedes hacer algo,  que podrías reaccionar  de una puta vez y hacer lo que sea, y simplemente no lo haces. No sé si es por falta de fuerzas, de ganas o si es el miedo, o la despreciable conformidad. De verdad que no lo sé. O sí. El problema soy yo.






El marcapáginas del silencio.