sábado, 30 de noviembre de 2013

LE ROZÓ CON LAS UÑAS


Todo fue en un cordial saludo de dos besos dados casi al aire más que a la persona. Le rozó con las uñas la nuca. Y en ese ligero arañazo, aunque no desagradable, sintió él un repentino escalofrío subiéndole por la columna. Ella aún continuaba a su lado, con esa fingida sonrisa regalándola a todos los presentes. Dejando entrever levemente entre sus labios una blancura impecable y una serie de mañas escondidas tras esa pose de perfección. La bella joven no era de fiar, y él lo sabía. Aún así, no era capaz de meter en sus profundos bolsillos todo aquel nerviosismo que la presencia de ésta le generaba a dos palmos de su hombro.


El marcapáginas del silencio.

DENTRO DE MI CELDA

  
   Dentro de mi celda se ven mejor los coches, los charcos, las nubes grises uniéndose unas a otras hasta formar el chaparrón. Ese que a mi oscura celda no llega ni a mojarme con una gota la cara. Por mucho que me acerque a la ventana sigo siendo invisible desde el mundo exterior. Y, en el fondo, me gusta ser parte de ese espejo falso como el que hay en algunas comisarías; uno en el que espías desde el otro lado a los posibles sospechosos hasta que finalmente identificas al fugitivo.Todo eso preservando tu identidad privada intacta, al cobijo de la seguridad que me ofrece mi celda. Lo cual no quita que siga siendo una celda.


    
El marcapáginas del silencio.

domingo, 17 de noviembre de 2013

ME TRAICIONA



Mi subconsciente no hace más que darle la vuelta a las cosas, malinterpretando gestos, manipulando recuerdos. Me traiciona noche a noche, sueño a sueño. Sueños que tienen la vida media de una pestaña en la almohada. Y cuando te levantas será mejor pensar en el dolor por los tacones de la noche anterior que en el calor. Ese que dejó al posar unos instantes su mano en mi cintura, su brazo en mi hombro, su beso leve de adiós.

El marcapáginas del silencio.

NECESIDAD


No sé si lo necesito. Aunque en realidad, “necesitar” como tal, sólo se puede necesitar, el aire, el agua y el alimento.

El marcapáginas del silencio.

sábado, 16 de noviembre de 2013

TODA, HELADA, YO




Que son muchas noches y muchos suspiros echados. Que el hielo también puede quemar por mucho que congeles el corazón. Que los intentos no son fracasos sino el hacer de la ilusión. Y que si te quedas aquí conmigo esta noche me dejo toda, helada, yo.

El marcapáginas del silencio.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

OLÍA A MANDARINAS Y A DECEPCIÓN


Salió al pasillo, y a medida que se iba aproximando a la cocina ya percibió un olor a mandarinas y a decepción. Prefirió concentrarse en el primero, puesto que sabía que el segundo no le iba a gustar. Al llegar justo al lado del marco de la puerta se paró unos segundos, dubitativa, hasta que al final salvó el espacio que separaba la sombra del pasillo de la claridad de la cocina. Y allí estaba él, sentado en uno de esos taburetes de madera que cada dos por tres había que apretar si nadie quería donar una parte de su patrimonio, a decir glúteo derecho o glúteo izquierdo, a ese gres desgastado por los años. Ni siquiera se movió, es más es que ni asomó sus tristes y cansados ojos por encima de las gruesas gafas de pasta a su entrada. Ella lo contempló, repasó todas y cada una de las arrugas que confeccionaban su cara y se preguntó cómo podía ser que esas mismas  arrugas que habían servido semanas antes para la expresión de un rostro feliz y desenfadado, ahora dibujaban tal lúgubre retrato.


El marcapáginas del silencio.

sábado, 9 de noviembre de 2013

TODO LO GRANDE NACE PEQUEÑO


Uno de los pequeños placeres de la vida es el olor a pan recién hecho. Ese que percibes una mañana tonta de domingo en cuanto te vas a acercando al establecimiento y sacude tus sentidos. Pero especialmente sacude tu estómago, o eso te parece cuando este te responde con el rugido de una fiera enjaulada. Esperas una cola, más o menos densa, en la que empiezas a impacientarte porque tu sólo quieres una mísera barra de pan y largarte de allí cuanto antes para volver a casa. Pues bien, una vez que tras la espera consigues tu trofeo bajo el brazo ¿cómo negarle ese bocado a la vida? Caliente, crujiente y recién hecho; sólo va a ser un "piquito" así que no crees que vayan a darse mucha cuenta.

Vale y pensaréis ¿y para qué esta tía me está contando semejante milonga sobre el pan? Pues para usar una metáfora ni más ni menos. Para recalcar que tenemos que apreciar más las pequeñas cosas de la vida y aprovecharlas cuando se nos da la oportunidad. Porque sólo aprendiendo a apreciar las pequeñas vamos a poder apreciar a las grandes como se merecen. Al fin y al cabo, todo lo grande nace pequeño.


El marcapáginas del silencio.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

PUES TENÍA RAZÓN


Me soltó a bocajarro que era una ciega voluntaria, que por supuesto eso era mucho peor que ser ciega a secas y que tendríamos que tenerle envidia a muchos invidentes. Acto seguido yo quise saber el por qué de ese ataque tan gratuito. ¿Sabes que me respondió? "Porque el peor error que puedes cometer en tu vida es no vivir". Y es verdad, la gente no para de quejarse y quejarse todos los días, podrán tener sus motivos, no lo dudo, pero ya hasta lo mínimo nos molesta, nos amarga y nos estropea el ánimo. Y lo malo no es eso, lo malo es que no somos capaces de mirar hacia otro lado y ver las cosas buenas, de subir la persiana y que entre la luz, de coger y volver a ponernos la sonrisa cuando alguien nos dedica una mirada de cariño. Eso es lo que ella, según me contaba, no podía perdonar.

Y ¿qué más te dijo? Que no me preocupara, que ella esperaba que abriese pronto los ojos. Y que la vida está hecha de mil colores para que sólo me limitara a verla en blanco y en negro.



El marcapáginas del silencio.

domingo, 3 de noviembre de 2013

EL VERDADERO IN(V/F)IERNO ESTÁ EN LA CALLE


Escalofríos sordos en una nublada mañana de noviembre,
las uñas purpúreas, la piel helada siempre.
El cuerpo va empequeñeciendo,
valiéndose de su escaso grosor
a ver si así consiguiera al menos
huir del frío exterior.
Las manos metidas en los bolsillos,
las rodillas junto al mentón,
confiando en poder mantener
 unos minutos más el calor.

Escalofríos sordos en una nublada mañana de noviembre,
las mejillas rojas, la nariz helada siempre.
La circulación va empequeñeciendo,
llegando a un punto de congelación,
en el que pies y manos,
 quedan igual de sensibles
que el trozo de cartón.
 Él se queda muy quieto,
no llama la atención,
a pesar del número de personas
que pasarán alrededor.

Escalofríos sordos en una nublada mañana de noviembre,
en esa esquina de la calle que no llegó a diciembre.
Ahí dejaron morir un cuerpo frío
aún con el corazón caliente.
Las mantas de nada sirvieron,
el recoveco en el muro no resguardó,
más miedo había en su sangre,
que el que en la gente generó.

Escalofríos sordos en una mañana nublada de noviembre,
que poco a poco fueron cesando
 hasta llegar a la muerte.
Escalofríos que ya no están,
pero quedarán por siempre en el ambiente
¿Qué manera de abandonar la vida es esta
 que no resuena en ninguna mente?



"OJALÁ EL SER HUMANO FUESE CAPAZ DE GENERAR SENTIMIENTOS MÁS ÚTILES QUE LA LÁSTIMA PARA AYUDAR A ESTAS PERSONAS A SALIR DE SU SITUACIÓN"

El marcapáginas del silencio.