Jugando a atrapar la luna, la noche me capturó a mí.
-Calma, que la luna no se apaga pequeña dama, aunque el cielo oscurece y el peligro en el viento se mece -susurró el hada gris-. Pero cuando llegue la nueva -me advirtió- la melodía en la cueva tendrás que entonar; esa que adormece para que no se mueva y así, el día siguiente aguardar-.
El marcapáginas del silencio.