Yo te sigo adorando en silencio. En las noches, en los coches y en esa manera que tienes de atraerme hacia ti. Que me da igual si sólo soy tu media luna torcida de mayo si llega el verano y aún me lo cuentas. Que de cuentas pendientes no se vive y quizás sea mejor no esperar a mañana. Porque si mañana tú eres mi polo opuesto juntos seremos imán, y no habrá fuerza magnética que se nos resista.
Y así fue como la musa se enamoró del artista. Y no hay más pista, que este final.
El marcapáginas del silencio.