miércoles, 26 de junio de 2013


CALLEJEAMOS POR LOS RECOVECOS



  Callejeamos por los recovecos del atardecer. Escondiéndonos en las sombras y volviéndonos a mostrar cuando aparece el miedo. Estamos cómodos en los haces rosados del crepúsculo, nos invade una tierna somnolencia pero debemos movernos para estar vivos; por eso existen las sombras.


El marcapáginas del silencio.

viernes, 21 de junio de 2013




LA SOMBRA AÚN NO CUBRE EL EDIFICIO


La sombra aún no cubre el edificio y ves las aves planear muy juntas, la oyes piar, incluso parece que se van a chocar pero nunca lo hacen. Su vuelo es coordinado, perfecto; se elevan y descienden sin frenos y jamás se equivocan. Miras de nuevo tras tu distracción con los pájaros y ya sólo se alcanza a ver un destello de sol en la cima del edificio. Así que, de manera inevitable, piensas en la noche que está al caer y en la suerte que ésta te deparará. Para bien o para mal no te quedará otra que afrontar y saber actuar con astucia. 


El marcapáginas del silencio.

jueves, 20 de junio de 2013

CONTRASTES MIRES DONDE MIRES





     Con los brazos en cruz clavo mis uñas en la carne como si así pudiera retener todo mi ser. Después subo las manos hasta mis hombros y los sujeto de alguna forma. Giro la cara hacia la derecha hasta que mi boca es tapada por la piel de mi mano izquierda y cierro los ojos pretendiendo olvidarme de todo. Pero nada es tan fácil, giro la vista y la luz que traspasa los cristales me inquieta. ¿Cómo puede haber tanto sol fuera? ¿Cómo puede haber tanta diferencia entre el exterior y mi propio paisaje interno? Contrastes, mires donde mires sólo veo contrastes, cosas que chocan, señales que me indican que algo está funcionando mal y hay que arreglarlo.

El marcapáginas del silencio.

lunes, 17 de junio de 2013


UN LUGAR EN EL RECUERDO



     La pequeña corretea por el campo con los brazos extendidos, la cabeza ligeramente echada hacia atrás disfrutando de la luz del día, sintiendo como el sol se va posando sobre sus delgados brazos y la hierba alta le hace cosquillas en la piel. No le importa nada, es feliz perdida en ese pequeño paraíso de matojos secos y dorados por el calor del verano. La hierba es incluso más alta que su frente pero con sus pequeños piececitos va dibujando un curioso trazo a su paso por ella. De repente se para en medio del campo, cierra los ojos respira y eleva un poco los brazos. Inspira libertad y paz, allí está completa. Entonces, una mariposa blanca, de esas que dicen que dan suerte,  se posa sobre su cabeza y cuando ella abre los ojos solo alcanza a verla volar por el cielo despejado. La pequeña sonríe y yo también, satisfecha de haber reservado en el recuerdo un lugar tan maravilloso para resguardar la niña que llevo dentro.


El marcapáginas del silencio.


jueves, 13 de junio de 2013


JUSTO AHÍ 

Justo ese hueco que queda cual valle entre la base del cuello y la clavícula, es mi lugar preferido para cobijar un beso J



El marcapáginas del silencio.




PREFERIRÍA QUEDARME DORMIDA...

     Hay sueños de los que jamás habría que despertar, sueños tan vívidos, con sensaciones tan intensas que hasta que no despiertas no caes en la cuenta de que tan sólo era un simple sueño. De esos que, si cuentas con tiempo o si has despertado un poquito antes de la hora y quieres aprovechar al máximo los minutos que te quedan en la cama, quieres volver a retomar. Pero eso es demasiado difícil, a veces sale pero otras te encuentras con un sueño medio pesadilla medio raro. Aunque bueno, lo de los sueños raros es aparte, porque esos los tenemos a pares y podríamos tirarnos toda la vida buscando su significado. Centrémonos de nuevo en los que quisiéramos que fuesen realidad, en esos que te hacen levantarte con otro ánimo y que si tienes la grandísima suerte de recordarlos te van alegrando el día aunque sea una pizquita con su recuerdo. Pero claro, no podemos olvidarnos de la retórica de siempre y tampoco podemos pasarnos todo el día soñando. Lo que sí podemos y debemos hacer es permitirnos unos segundo para soñar y así poder afrontar mejor la realidad; ésta ya es demasiado dura como para que nos neguemos el volar por el horizonte sin límites (aunque sólo sea en nuestra cama). No lo olvidéis:

“La vida es sueño, y los sueños, sueños son”.- Calderón de la Barca.


El marcapáginas del silencio.

miércoles, 12 de junio de 2013


MARIPOSA

Simula una mariposa con las manos, hoy su sombra vuela alto. Danza por el techo distorsionándose en los recovecos y llega hasta tu lienzo refugiándose en el cuello. También sube hasta la cara, juguetona te pinta un antifaz de dedos y sombras. Y justo cuando vas a atraparla una nube oculta el sol y su mariposa se esfuma.


El marcapáginas del silencio.






PESTAÑA


     Aún recuerdo como recogía una pestaña de su mejilla y la posaba sobre la yema de mi dedo gritando nerviosamente "¡Pide un deseo!". Ella reía, consciente de mi pesado juego de niña, pero no le importaba. Cerraba los ojos, los abría y yo insistía "¡sopla! ¡sopla!". Así que la echaba a volar soplando muy fuerte mientras las dos seguíamos con la mirada el camino que seguía aquella pestaña con el deseo más puro encerrado en ella...


El marcapáginas del silencio.

lunes, 3 de junio de 2013


MIRO A LA DERECHA

     Miro a la derecha y veo los cantos de roca desiguales esculpidos sobre el montículo de tierra. Apenas hay vegetación en ellos y algunos sobresalen tanto que parecen estar anunciando un inminente derrumbe. Aún así miro a la izquierda y cobro seguridad; estando con él nada malo puede pasarme. Entrecierro los ojos, y los vuelvo a abrir rápidamente porque no quiero quedarme dormida. Intento concentrarme en el frente pero la borrosidad de las líneas del horizonte no es que ayude mucho.

-¡Espabila que te vas a quedar dormida!-.
-¡Eh! que estoy muy despierta- replico mintiendo con descaro.
-Y se suponía que eras tú la que me iba a mantener despierto, ¡vaya ayuda!- se mofó ocultando una sonrisa pícara entre los labios.


El marcapáginas del silencio.




BUSCO EN LOS PLIEGUES

Y hoy busco en los pliegues de mi almohada el calor de tu pecho; quiero acariciar de nuevo tus manos pero al estirar el brazo no hay nada y mis dedos se quedan suspendidos sobre el frío espacio ajeno a la cama. Ya no estás, y no volverás a estarlo. Curioso enigma el dibujo que surcaste en mis labios, inesperado el peso de tu ausencia. Aún no sé si te echaré de menos, ni si mi alma firma la evidencia.


El marcapáginas del silencio.