PREFERIRÍA QUEDARME DORMIDA...
Hay sueños de los que jamás habría que despertar, sueños tan
vívidos, con sensaciones tan intensas que hasta que no despiertas no caes en la
cuenta de que tan sólo era un simple sueño. De esos que, si cuentas con tiempo
o si has despertado un poquito antes de la hora y quieres aprovechar al máximo
los minutos que te quedan en la cama, quieres volver a retomar. Pero eso es
demasiado difícil, a veces sale pero otras te encuentras con un sueño medio
pesadilla medio raro. Aunque bueno, lo de los sueños raros es aparte, porque esos
los tenemos a pares y podríamos tirarnos toda la vida buscando su significado. Centrémonos
de nuevo en los que quisiéramos que fuesen realidad, en esos que te hacen
levantarte con otro ánimo y que si tienes la grandísima suerte de recordarlos
te van alegrando el día aunque sea una pizquita con su recuerdo. Pero claro, no
podemos olvidarnos de la retórica de siempre y tampoco podemos pasarnos todo el
día soñando. Lo que sí podemos y debemos hacer es permitirnos unos segundo para
soñar y así poder afrontar mejor la realidad; ésta ya es demasiado dura como
para que nos neguemos el volar por el horizonte sin límites (aunque sólo sea en nuestra cama). No lo olvidéis:
“La vida es sueño, y los sueños,
sueños son”.- Calderón de la Barca.
El marcapáginas del silencio.