A LA HORA DE LA VERDAD...
A la hora de la
verdad todas nuestras buenas intenciones se quedan ahogadas en el fondo de mis
entrañas. Atrapadas tras los barrotes de un material más fuerte que el hierro y
tan frío como el silencio que corta el ambiente. Luchan por salir pero no pueden,
se ven abrumadas por el peso de la situación y el miedo al fracaso. Y al final
lo único que queda es el mal sabor de boca de no haber actuado conforme a lo
que eres y...las ganas. Las ganas que te irán consumiendo con el paso de las
horas a un ritmo más o menos similar al que se consumen ellas mismas.
¿Qué hacer en estos
casos? Esperar a la siguiente oportunidad para poder mejorar y superar los
obstáculos. Pero ¿y si no hay segunda oportunidad? Piénsalo, la vida de las
personas es efímera, tendremos que jugarnos la piel en cada momento y si no lo
hacemos, aprender.
El marcapáginas del silencio.
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