Si algo he aprendido es a enamorarme de las sonrisas y no de las mentiras. Y no sólo de una bonita sonrisa ajena sino también de la propia. De la semilla de alegría que dejen caer cuando comparten momentos contigo.
También es cierto que me he enseñado a creer más en los hechos y menos en las palabras. Y digo bien "me he enseñado"; porque no hay mejor profesor de la vida que el que te va a acompañar por el resto de ella.
El marcapáginas del silencio.
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