Los dolores
más frecuentes son los del alma y a esos no les vale ni pastilla ni doctor.
Que la cura está en tus manos y aún así te cuesta encontrarla. Pero el tiempo
que gastes en hallarla será tan necesario como el mismo momento en que asumas
que estás enfermo. Sólo así su toma podrá ser eficaz.
El marcapáginas del silencio.
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