sábado, 9 de noviembre de 2013

TODO LO GRANDE NACE PEQUEÑO


Uno de los pequeños placeres de la vida es el olor a pan recién hecho. Ese que percibes una mañana tonta de domingo en cuanto te vas a acercando al establecimiento y sacude tus sentidos. Pero especialmente sacude tu estómago, o eso te parece cuando este te responde con el rugido de una fiera enjaulada. Esperas una cola, más o menos densa, en la que empiezas a impacientarte porque tu sólo quieres una mísera barra de pan y largarte de allí cuanto antes para volver a casa. Pues bien, una vez que tras la espera consigues tu trofeo bajo el brazo ¿cómo negarle ese bocado a la vida? Caliente, crujiente y recién hecho; sólo va a ser un "piquito" así que no crees que vayan a darse mucha cuenta.

Vale y pensaréis ¿y para qué esta tía me está contando semejante milonga sobre el pan? Pues para usar una metáfora ni más ni menos. Para recalcar que tenemos que apreciar más las pequeñas cosas de la vida y aprovecharlas cuando se nos da la oportunidad. Porque sólo aprendiendo a apreciar las pequeñas vamos a poder apreciar a las grandes como se merecen. Al fin y al cabo, todo lo grande nace pequeño.


El marcapáginas del silencio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario