domingo, 2 de marzo de 2014

EN LA PUNTA DE LA LENGUA

     Y ¿de qué nos sirve el recuerdo? Si te tengo continuamente en la punta de la lengua y no me sales. Parece como si hubieras decidido venirte a vivir a este rincón húmedo casi siempre deshabitado, sin pedirme permiso, sin ni siquiera conocer mi nombre. Pero es que es tan estrecho que no caben uno ni dos; este lugar rojo y oscuro, ahora compartido,  no fue hecho para ti y no te entra en la cabeza. 

     ¿Se puede considerar recuerdo algo que identificas pero no eres capaz de asociar? El tener una palabra en la punta de la lengua implica una obsesión por encontrarla a partir del momento en que se sitúa en el punto dulce de la boca. Es justo como ese inquilino molesto en el que tú te has convertido. 

     El tener algo en la punta de la lengua supone también una tortura y un martirio para la mente porque no puedes parar, le das vueltas y vueltas aunque corran los minutos, hasta que finalmente te resignas. Y tiempo después ves u oyes algo que hace que ese nombre acuda a tu mente como si de un interruptor luminoso se tratara.

      "Click", de repente viene y tienes que soltarlo aunque no venga para nada a cuento y se haya cambiado cien veces de tema desde entonces. Tu cerebro se resiste a haber trabajado tanto para nada y debes expulsarlo. Pero ¿ y cuándo no encuentras la información? ¿Tu subconsciente sigue buscando? No lo dudes, lo buscará incesantemente. Es por eso que te digo que te marches, que estas ocupando un espacio que reservo para ocasiones importantes y ya me interfieres a la hora de hablar.

     El fenómeno de la punta de la lengua dicen que aumenta con los años, lo que nunca cuentan es la cabezonería de algunos (entre los que yo me incluyo) por quitarte esa sensación de ignorancia parcial sobre algo que tú sabes que sabes (valga la redundancia). Ya que te has situado ahí quizás tenga que tratarte como cualquier otra palabra y echarte sin más para que dejes de atormentarme y puedas ser libre como ciertos de nombres soltados al aire ya. Y lo conseguiré, tarde o temprano.

Además, seguro que os ha pasado miles de veces ante un examen por ejemplo, aunque finalmente la comprensión escrita y el tiempo terminan solventando la situación. Lo peor, por tanto, es cuando tienes a alguien en la punta de la lengua. Qué es justo lo que ocurre contigo, tan incómodo como un grano en el culo; y a pesar de lo que acabo de soltarte no te vas.

Presque vu lo llaman los franceses o "casi visto" si lo traducimos literalmente, lo cual supone recuerdos léxicos inaccesibles a pesar de tener consciencia de ellos; como tú. Ahí quietecito, tan al alcance de la mano, tan al límite. Pero agarrado al extremo, con uñas y dientes, con brazos, piernas y hasta con la cabeza; como si de salvar la vida se tratara. 

     Supongo que ya me estoy acostumbrando a convivir contigo sin saber si eres verbo, adjetivo o sustantivo. Aunque nunca lo haré a esta estúpida sensación que me revuelve las tripas de tanto pensar. Lo que yo me pregunto es quién demonios te ha dado vía libre para instalarte aquí en "un noveno". Caliente, blando y con buenas vistas, no se puede pedir más ¿no?

     Al menos este fenómeno nos permite darnos por enterados de la información que conocemos o desconocemos. Así que digamos que eres mi presque vu más incierto porque sé que te desconozco y te conozco a la vez,  que estas ahí pero no te veo aún. 



El marcapáginas del silencio.


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