Hace tiempo que no escribo, que no pienso lo que digo, que me callo por hablar. Silencio el pensamiento sin dudar, que no es bueno pensar tanto e igual de malo es no pensar. Se pueden vendar los ojos, la boca y taparnos los oídos con ambas manos; pero no hay manera de cubrir lo que gritas desde dentro, como una mala conciencia eterna que te ata el corazón.
El marcapáginas del silencio.
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