¿Y ahora cuál de las cláusulas de
mi cumplimiento de condena emocional eres tú? ¿Estás entre las que se saltaron?
¿Entre las que no quise leer? ¿En las de renovación por buena conducta? Explícame
dónde demonios estabas tú, y al menos quédate mientras intento entenderlo. ¿Qué
clase de libertad condicional es esta? ¿Se pretenden reír aún más? Explícamelo
tú, porque no entiendo el sentido, pero cuéntamelo pegada al cristal, que pueda
verte de cerca. Y de paso cuéntame dónde vive aquel que se atreve a juzgar mi
vida, mi conducta y hasta mis huellas dactilares sin conocerme. Pero no te
alejes mientras voy a buscarlo. Quédate aquí, qué aún tengo muchas preguntas, y
la única respuesta que parece tener sentido eres tú.
El marcapáginas del silencio.
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