domingo, 5 de enero de 2014

DESPEDIDA

-En realidad estaba esperando que girara la cabeza y encontrarme una vez más con esa mirada anhelante. Pero no fue así, jamás se dio la vuelta. Siguió su camino imperturbable, fijo en su destino. Creo que ni el estallido de una bomba en el lugar donde yo estaba habría sido capaz de que se diera la vuelta.

-Y ¿te dolió?

-No, al menos no lo noté más de lo que dura el sabor de una almendra amarga en la boca.

-Pero tú querías que se girase. Ya no estoy diciendo que volviera, sino que en algún momento de su partida algo le sacudiera el cuerpo y te mirase.


-Eso, querido, en la vida real no ocurre. Si de verdad algo le removiera el cuerpo nunca se habría alejado.


El marcapáginas del silencio.



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