domingo, 5 de enero de 2014

¿Y TU SENTIDO?

Un escalofrío te devuelve a la realidad, esa de la que intentas huir día a día inútilmente. Sobre todo en las noches, cuando tras la puerta empiezas a preguntarte sobre el sentido de tu vida. Y es verdad, tú, loco inconsciente, formas parte del sentido de la vida de varias personas. Tus padres por ejemplo, los que se encuentran al otro lado de la puerta. Vale ¿y tu sentido? También se completa por los demás ¿no? Por todas aquellas personas que lo forman pero… ¿por qué no es suficiente? ¿Acaso buscas un sentido genuino? Quizás es que “el sentido” no es sino un cúmulo de sentidos, y no sólo necesita nutrirse de personas y sentimientos, sino también de metas, objetivos, fines. Un fin que sirva para algo, un sentido y una razón de vivir útil. Pero ¿útil para qué? o mejor dicho, ¿útil para quién? No quieres conformarte con caprichos banales, no quieres objetivos a corto plazo fáciles de conseguir y que tengan el mismo valor que una hoja arrugada y seca que se destruye con sólo pisarla. Siempre quisiste algo más grande, como todo ser humano, siempre buscaste dejar tu huella. ¿Por qué? Porque uno de los miedos más usados por el hombre es el olvido. Y cuanto más años se reflejen en tu frente, más estará presente la cuestión sobre el sentido, y cuando se aproxime la muerte, ahí estará el pavor, siempre al olvido.

El marcapáginas del silencio.

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