domingo, 19 de enero de 2014

DESTINO LENTO

     Y cuando el destino se decida a juntarnos lo haremos todo muy rápido para recuperar el tiempo perdido. Para reparar los daños y los años y poner cuanto antes este motor estropeado en marcha. Pero, en realidad, cuando seamos conscientes de ese momento, justo de ese frenazo limpio en nuestras vidas; cuando nuestras miradas se crucen y se empiece a ralentizar la banda sonora de la estación: querremos todo muy lento. Nos desilabaremos (de des-sílaba) y desalivaremos en este verbo ("querer"). 


     Y entonces lo haremos todo poco a poco, para no perder detalle. Para disfrutar cada acento de las palabras que perfilen nuestras bocas y nuestras almas. Esas, que antes vacías, ahora no caben de dicha en el vaso. Porque no eran el continente sino el contenido. 

Despacio, lo haremos, lo haré, contigo.

El marcapáginas del silencio.

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